martes, 17 de abril de 2007

TERRITORIO ARQUEOLOGICO Y NUEVAS RUTAS TURISTICAS

TERRITORIO COSMOLOGICO Y NUEVAS RUTAS TURÍSTICAS DE LA REGION ARQUEOLOGICA DE SAN AGUSTIN


HÉCTOR LLANOS VARGAS
Profesor Emérito
Universidad Nacional de Colombia

Historiador y arqueólogo, profesor Emérito de la Universidad Nacional de Colombia. Ha realizado investigaciones arqueológicas y etnohistóricas sobre el suroccidente y la Amazonia de Colombia, principalmente sobre la cultura de San Agustín, para la Fundación de investigaciones Arqueológicas Nacionales del Banco de la República, desde el año 1981, cuyos resultados ha publicado y divulgado en el ámbito nacional e internacional en libros, ensayos, artículos y conferencias. Entre ellos sobresalen Los chamanes jaguares de San Agustín, génesis de un pensamiento mitopoético (1995); Montículo Funerario del Alto de Betania (Isnos), territorialidad y espacio de los muertos en la cultura de San Agustín (1995); Viviendas y tumbas en los altos de Lavaderos del valle del río Granadillos, San Agustín (El Rosario), junto con el antropólogo Hernán Ordoñez (1998) y Asentamientos aborígenes en la llanura de Matanzas, tierra fértil de San Agustín (1999). Autor de varios guiones de exposiciones arqueológicas realizadas en el Museo del oro y el Museo Nacional de Colombia; guionista y productor de videos y multimedias sobre las culturas de Tierradentro, San Agustín y Taironas.




El sur del departamento del Huila (municipios de San Agustín, Isnos, Saladoblanco y Pitalito) fue el asiento principal de la cultura de San Agustín, que surgió hacia el segundo milenio antes de Cristo y se desarrolló hasta el 700 d.C. En este largo proceso histórico los aborígenes elaboraron una organización social y formas de producción agrícolas complejas e integradas a una cosmovisión, asociada a la topografía y a los fenómenos climáticos cambiantes de la naturaleza regional. Entre esta última fecha y la llegada de los conquistadores españoles dicho territorio fue ocupado por la cultura de los Yalcones.

El territorio de las culturas de San Agustín y los Yalcones se localiza entre la cordillera Oriental (al Sur y al Oriente) y las altas estribaciones de la cordillera Central correspondientes al Macizo Colombiano, en el que sobresalen varios volcanes como el Sotará, el Puracé y la Sierra Nevada de los Coconucos. En esta topografía se encuentran una gran diversidad de paisajes y climas que van desde las nieves hasta las tierras cálidas, con variedad de regiones de vida natural (bosques y fauna). La región sobresale por sus paisajes montañosos, los profundos cañones del río Magdalena y de sus afluentes como los ríos Quinchana, Mazamorras, Bordones y Sombrerillos entre los principales. Algunos de estos ríos, debido a fallas geológicas, han formado hermosas caídas de agua como el salto de Bordones y la Chorrera o salto de Mortiño.

Los monumentales centros funerarios de la cultura de San Agustín, con sus tumbas y esculturas megalíticas, se encuentran localizados principalmente en los parques arqueológicos de San Agustín (Mesitas), alto de los Idolos y alto de las Piedras, además de otros yacimientos que se encuentran dispersos en la región.

La investigación arqueológica tradicional realizada entre 1913 y 1980 se dedicó principalmente a excavar los grandes centros funerarios y su arte escultórico, sin darle mayor importancia al contexto social y geográfico donde habitó la cultura de San Agustín. Esta situación científica ha cambiado con el Programa de Investigaciones Arqueológicas del Alto Magdalena (PIAAM) realizado por la universidad Nacional de Colombia y el Proyecto de Arqueología Regional del Alto Magdalena (PARAM), llevado a cabo por la universidad de Pittsburg y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), a partir de la década de los ochenta del siglo pasado. Con estos proyectos se ha identificado la complejidad social y cultural en el proceso histórico regional, por intermedio del estudio de las pautas de asentamiento vinculadas al crecimiento demográfico, los cambios climáticos, la potencialidad agrícola de los suelos, las viviendas, los campos de cultivo, la alfarería, la industria lítica, los cementerios con sus tumbas y arte escultórico monumentales.

De acuerdo con la investigación arqueológica tradicional, al visitante se le ha ofrecido el recorrido de una ruta turística que ha tenido como objetivo principal mostrarle los principales sitios arqueológicos y algunos lugares naturales sobresalientes, de manera poco articulada. Los resultados obtenidos con los nuevos enfoques teóricos y metodológicos de la investigación arqueológica, como era de esperarse, han generado la necesidad de replantear la conceptualización de las rutas turísticas, de tal manera que los visitantes puedan apreciar y sentir la territorialidad cósmica y el carácter social, económico y político de sus asentamientos, asociados a los valores etnográficos de sus pobladores modernos.

En el PIAAM también se ha planteado un objetivo en el que se propone una proyección social y educativa de la investigación arqueológica, con la participación de las autoridades y los habitantes de la región. Para lograrlo hacen falta estudios sociales y ecológicos con proyección turística y educativa, que recuperen el legado patrimonial cultural aborigen y lo recreen en el presente, y de esta manera lograr beneficios sociales, económicos y culturales.

El PIAAM ha logrado una propuesta de interpretación de la cultura de San Agustín, que enfatiza el pensamiento chamánico como fundamento de su organización social y política[1]. Las sociedades aborígenes, en las que domina el pensamiento chamánico, consideran la naturaleza y el cosmos como realidades inseparables de las actividades humanas, aspecto que ha permitido identificar en su territorio un modelo cosmológico relacionado con un calendario solar. En la cultura de San Agustín, tanto los centros funerarios (tumbas y esculturas megalíticas), los sitios de vivienda así como los ríos, lagunas, montañas, fenómenos climáticos, bosques y fauna fueron percibidos como espacios mágicos, que están relacionados con sus mitos y ritos de origen y con su concepción de la vida y la muerte.

De los señores principales o chamanes, representados en esculturas, dependió la supervivencia de las comunidades. De su sabiduría dependió la regulación de los ciclos vitales, al entrar en contacto con los espíritus, que así como permiten la vida también pueden causar enfermedades y hasta la muerte.

El paisaje característico de la región lo conforman conjuntos de lomas rodeadas de pequeños valles o tierras bajas. Las cimas de algunos de estos cerros, como las Mesitas del parque arqueológico, los altos de los Ídolos y las Piedras, fueron seleccionadas por los constructores y escultores de la cultura de San Agustín como lugares sagrados, para enterrar los señores principales con poderes mágicos, acompañados de sus parientes, durante el periodo de esplendor de dicha cultura (200 A.C.-700 D.C.).

Cuando llegaron los primeros conquistadores españoles, hacia la primera mitad del siglo XVI, encontraron que las tierras del sur del Huila estaban habitadas por los cacicazgos Yalcones, una sociedad con una organización política y formas de pensamiento diferentes a las de la cultura de San Agustín. Los Yalcones, como lo narran las crónicas de conquista, ofrecieron fuerte resistencia a los capitanes y soldados españoles. A pesar de esta oposición cultural, los Yalcones, finalmente, fueron adoctrinados por los evangelizadores e integrados al sistema colonial.

Nuevas rutas arqueológicas-turísticas

La nueva propuesta tiene como objetivo general establecer una articulación sistemática de los asentamientos habitacionales y los sitios arqueológicos monumentales, con los sitios y fenómenos naturales, de acuerdo con el modelo cosmológico territorial sustentado con la investigación arqueológica.[2] Como el pasado no está desvinculado de las culturas vivas de la actualidad, los valores culturales de los campesinos se integrarán a esta nueva propuesta.

Los cerros y sitios donde se construyeron las obras monumentales (arquitectura y arte escultórico megalíticos), fueron seleccionados a partir de un modelo cosmológico. La investigación arqueológica ha podido constatar que dichas obras fueron orientadas con respecto al movimiento aparente del sol a lo largo del año, lo que permite establecer un calendario solar, o sea, los cambios estacionales (invierno y verano) en los días de solsticio (21 de junio y 22 de diciembre) y equinoccio (21 de marzo y 22 de septiembre)[3].

Las nuevas rutas arqueológicas-turísticas se definirían a partir del modelo cosmológico de la cultura de San Agustín. Se ha podido identificar que el centro territorial cósmico es el cerro de la Horqueta (cono volcánico apagado). A partir de este centro topológico (axis mundi o centro cósmico) se alinean de manera radial los demás centros funerarios monumentales y fenómenos naturales sobresalientes. Por este motivo, dicho cerro sería el punto cero de todas las líneas del modelo cósmico que predeterminan u orientan las nuevas rutas arqueológicas-turísticas.

Las nuevas rutas se reordenarían de acuerdo con los ejes radiales cósmicos y aprovechando las carreteras y los caminos de herradura existentes. De esta manera se integrarían los asentamientos prehispánicos localizados en los municipios de San Agustín, Isnos, Saladoblanco y Pitalito, con la infraestructura turística existente y la red regional de museos propuesta. Aunque las obras de infraestructura turística existentes, se integran a las nuevas rutas arqueológicas-turísticas, surge la necesidad de hacer adecuaciones de las mismas y la realización de nuevas obras (miradores, estaderos), que implique la planificación y la arqueología preventiva, en sitios donde no existen, como en el cerro de la Horqueta.

La mejor manera de visualizar el objetivo propuesto sería la realización de un mapa con las nuevas rutas arqueológicas-turísticas de la región, con sus principales elementos topográficos, ríos, lagunas vinculados a los asentamientos arqueológicos y valores etnográficos. Este mapa tendría una iconografía (convenciones) con sus respectivos significados, que le permitirán al visitante tener acceso, de manera sencilla y directa, a una información sobre los valores naturales, arqueológicos y etnográficos de manera integral.

Tradicionalmente, los valores etnográficos actuales no se les ha dado la importancia que tienen y no han estado articulados sistemáticamente a los programas de turismo arqueológico. En esta propuesta, por el contrario, los valores culturales de los pobladores actuales son considerados como parte fundamental de las nuevas rutas arqueológicas-turísticas. Estos valores culturales al pertenecer a comunidades agropecuarias no se pueden separar de un contexto ecológico.

Para los habitantes de la región y los visitantes sería muy importante comprender no solamente el manejo de la naturaleza en tiempos aborígenes, sino también en tiempos modernos. Lograr que los habitantes de la región y los visitantes puedan establecer un paralelo entre las concepciones y manejos de la naturaleza, por parte de las culturas prehispánicas y las de la sociedad moderna, sería alcanzar la proyección social y cultural de la investigación arqueológica, que precisamente es uno de los objetivos propuestos por el PIAAM.







[1] Héctor Llanos Vargas, Los chamanes jaguares de San Agustín. Génesis de un pensamiento mitopoético. Bogotá, 1995; San Agustín. Pensamiento mágico y territorio cósmico de los chamanes jaguares. En Colombia Patrimonio cultural y natural. Gas Natural S.A., Barcelona, 1999.
[2] Esta propuesta basada en el modelo cosmológico de la cultura de San Agustín, inicialmente, con la participación de Roberto Santos, fue realizada en el proyecto Circuito turístico, arqueológico y ecoturístico suramericano del municipio de Isnos, adelantado por la ONG. Desarrollo, Investigación, Salud, Trabajo, Medio Ambiente, DISTMA (Bogotá, 2004)
[3] Un estudio sobre la orientación de los relieves tallados en las rocas del sitio la Chaquira ha permitido establecer la existencia de un calendario solar: Héctor Llanos, Los chamanes jaguares de San Agustín. Génesis de un pensamiento mitopoético, Bogotá, 1995 ; Arturo Izquierdo, Arqueoastronomía, en Astronomía para todos, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias, Bogotá, 2001.

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